Todo retumba a tu alrededor y sientes el poder de la noche sobre tus sentidos. Giras entre luces de colores mientras la gente baila. Sabes que si estuvieras fuera podrías volar. El agua sabe a cerveza y su espuma salpica al público. Tu cuerpo se mueve al son de la música sin que puedas hacer nada para evitarlo. La temperatura es perfecta, no sientes dolor ni opresiones. Te dejaste la ropa interior en casa pero te sientes a gusto. El tiempo va pasando, pero sigue siendo pronto, parece que aquello no vaya a acabar nunca. Abrazas y besas y besas y besas y besas besas besas besas. Sonríes y gritas y gritas y gritas y gritas gritas gritas gritas gritas.
Todo retumba a tu alrededor y sientes el poder de la noche sobre tus sentidos. El humo está en el ambiente. Tus ojos, entre abiertos, observan cómo aquella imagen se va distorsionando hasta convertirse en polvo de oro. Polvo que el batería emana con las baquetas y que el cantante sopla envolviendo las palabras que antes, el hombre que está sentado a tu lado escribió a escondidas mientras todo retumbaba a su alrededor.
Todo retumba a tu alrededor y sientes el poder de la noche sobre tus sentidos. El humo está en el ambiente. Tus ojos, entre abiertos, observan cómo aquella imagen se va distorsionando hasta convertirse en polvo de oro. Polvo que el batería emana con las baquetas y que el cantante sopla envolviendo las palabras que antes, el hombre que está sentado a tu lado escribió a escondidas mientras todo retumbaba a su alrededor.