Cuando, en el mes de agosto vas andando por la calle,
cuando corres y notas que una gota de sudor se desliza por tu espalda,
cuando estás en el dentista, agobiado y no puedes moverte,
cuando estás tomando el sol mientras observas a los demás en el agua,
cuando ves un cuerpo serrano semidesnudo,
cuando abres el lavavajillas y sale un montón de vapor ardiendo,

CALÓ

dijous, 22 d’octubre del 2009

Una hora menos en Pitufilandia


¡Qué mal sienta el sol! Una mañana bonita en la cama. Un aeropuerto medio vacío, un abrazo y un arroz aguado. Aute, Aute, Aute. Y por allí, si te fijas bien, a lo lejos puedes ver a mi padre luchando contra el viento. En un bonito edificio acarmenzado empieza una nueva vida. La perdición vive arriba. ¿Qué diría mi abuela? Vaya, un montón de notas se pasean por la calle. ¡No pares ahora! Tira tu sombrero al río, pero no te contengas. Desnúdate y tira toda tu ropa al agua, ¿qué más da? Esto es Pitufilandia, aquí las normas no existen. ¡No pares ahora! ¿Qué leches pasa? Corre, corre, corre...con tanto viento seguro que consigues volar. ¡Ah! no olvides coger la música, después te sientes solo, recuerda que no sería la primera vez que te pasa. Incendié una catedral. ¿Es que no veis que yo no tenía corazón? Y eso pasa si pierdes el corazón, que te vas volviendo malo, que te vas sintiendo raro. "¡Sálvame!", dijo el verdugo. "¡Atrévete!", dijo el cobarde. "Sé que has sido tú", dijo el culpable. Ponte la desnuda violencia que recatas y ven a mis brazos, dejemos los tactos, seamos un cuerpo enamorado. Anda, deja que descubra los montes de tu mapa, la concupiscencia secreta de tu alma. Y toma ya. Coge un papelito y un trocito de celo. Pégaselo a alguien en la espalda, y con un rotulador azul escribe lo que piensas. No te apures, puede ser un boli corriente. Y si tienes la vista cansada no te preocupes, todo pasa. Pero haz un esfuerzo y fíjate, mira bien. ¿Ves eso? Es mi foto, esa piedra de ahí es mi piedra, mía. La tomó alguien que conozco, un tal Mompó en un lugar muy muy grande llamado China. Ni idea, no estuve nunca.

dilluns, 5 d’octubre del 2009

Corazón - Albert Pla

Bueno, evitaré explicaros las escenas más escabrosas y macabras de un servidor persiguiendo a su propio corazón, sin su corazón... La cuestión es que mi corazón se me iba..., pero se me iba mucho. Se fue de la casa, salió del barrio, de la ciudad, se metió por el viejo cementerio, luego pasó por un chatarrero, luego otro sendero que se internaba dentro de un bosque y luego llegó a un recodo del río donde estaba el Puente de los Suspiros y ahí, mi corazón pues se encontraba... con otro corazón y los dos corazones se recostaban en la baranda del Puente de los Suspiros a palpitar, a palpitar... No, claro, eso está muy bien, claro... pero en fin...
hay que organizarse...
hay que organizarse...
hay que organizarse...
hay que organizarse...
Porque, claro, te desorganizas y... primero se te va el corazón, pero luego se te van los riñones, o el hígado, o cualquier otro órgano... bueno, yo ya estaba a punto de organizarme cuando, detrás de un árbol, apareció un señor con una gabardina gris y un sombrero gris y un cazamariposas, se subió al Puente de los Suspiros y...¡Zas!, cazó a los dos corazones... Yo, ya daba a mi corazón por perdido, pero de pronto, salió una chica de detrás de unos matorrales, y le tiró una piedra a la cabeza del señor de la gabardina y el sombrero gris y se cayó al suelo desvanecido. Entonces la chica se acercó y se presentó... "¡Hola!, yo soy la dueña del otro corazón, que también se me escapa mucho por las noches... últimamente, ya se sabe, que hay mucha gente que se le escapa el corazón y pues hay otras gentes malas, que los caza para hacer tráfico de órganos y estas cosas y yo, como tenía una piedra, pues he pensado, tírasela, sí... sí... hay que organizarse..."