Cuando, en el mes de agosto vas andando por la calle,
cuando corres y notas que una gota de sudor se desliza por tu espalda,
cuando estás en el dentista, agobiado y no puedes moverte,
cuando estás tomando el sol mientras observas a los demás en el agua,
cuando ves un cuerpo serrano semidesnudo,
cuando abres el lavavajillas y sale un montón de vapor ardiendo,

CALÓ

dissabte, 12 de setembre del 2009

Entierro.

La gente intentaba ignorar el tema. Todos hablaban de cosas banales y mediocres. Nadie quería pronunciar su nombre, nadie quería llorar. La iglesia estaba llena de gente. La mayoría eran muy mayores, algunos incluso más que el propio fallecido. No pude evitarlo, se me escapó una lágrima imaginando al hombre que yacía en el ataúd sesenta años atrás, rodeado de todos esos ancianos que por aquel entonces debían de tener unos veinte años. Allí estaba mi abuela, parecía ser la única que se había rendido ante la idea de no llorar. Llevaba sus gafas de sol marrones, tenía la cabeza gacha, estaba encogida. Parecía haber envejecido de repente. Otra vez lo mismo, tuve que toser para disimular las lágrimas. Ver a mi abuela así me hizo darme cuenta de que ella también moriría, y eso no tardaría mucho en ocurrir. La iglesia olía a incienso, y había cuatro curas oficiando la ceremonia. Era la segunda o tercera vez que asistía a una misa, pero nunca había ido a un entierro. El ataúd estaba a menos de medio metro de mí. Allí dentro había un hombre muerto, allí dentro estaba él. Un hombre con el que no recuerdo haber hablado nunca. El ataúd era de un marrón rojizo, debía de estar hecho de una de esas maderas buenas, esas de las que sólo entienden los carpinteros. Uno de los curas puso un ramo de roras rojas sobre la caja fúnebre, y la viuda rompió a llorar. ¿Por qué estaba yo justo detrás de ella?


El tío Visantico ha muerto.

1 comentari:

Anna ha dit...

Sé que és impactant la primera vegada que sents que la mort existeix amb eixa instensitat.
Per sort no era algú amb qui tingueres un vincle emocional massa fort, no vull ni imaginar el que se sent quan succeeix quelcom així.

T'estime, de veres.